sábado, 25 de octubre de 2008

Cervezas.

Una buena cerveza es un deleite para todo hombre, hobbit, elfo o enano que habita la Tierra Media. Y en los alrededores de La Comarca abunda la buena malta. Por ejemplo, en “El Dragón Verde” de Hobbiton no se escatima la calidad. Por otro lado, se dice que la mejor cerveza de la Cuaderna del Este esta en “La Perca Dorarada” en Cepeda. Pero todos recordaran por su fama de buen servicio y sus trasnoches cerveceras a “El Pony Pisador” de Cebadilla Mantecona en la ciudad de Bree. De hecho el mismísimo Gandalf bendijo esa cerveza en una oportunidad.
Ajeno a estas fabulosas tierras, por el resto del mundo e probado buena cerveza, la cual destacaría la artesanal tirada del sur de Gran Bretaña, y del oeste de Alemania (aunque oí que la cerveza de Nueva Zelanda no tiene nada que envidiarles a las europeas).
Aquí, en Argentina, abunda la buena cerveza artesanal en el sur y en el oeste (lugares como Bariloche, El Bolsón, Lago Puelo, Villa la Angostura,…) que por supuesto, tienen ese toque europeo pero con ideas del sur.
En la costa Atlántica destacaría un lugar curioso y particular: En la Av.8 al 1165 (entre los paseos 111 y 112) de la ciudad balnearia de Villa Gesell, existe un pequeño bar de la Tierra Media llamado “El Viejo Hobbit”. Allí se hace las distinta variedades de cerveza “La Comarca”: rubia, negra, verde, con miel, con frutas…Todo un abanico de deleite cervecero. Lejos, la mejor que se puede encontrar por estas tierras. Si bien el lugar, actualmente, no es tan intimo como lo era hace un par de años, donde solo unos pocos nos refugiábamos a oír música antigua y narrar viejas historias entre grupos de montaraces y hobbits aventureros (y alguna que otra elfa), y no teníamos turnos para pasar el tiempo allí, se los recomiendo. Miren en su página web
www.gesell.com.ar/hobbit, o pidan reservas al (02255) 46-5851. Tendría algunas cosas para decirle, muchas a favor, y algunas en contra, pero ese es tema de otra entrega…Aun así, olvídense de las personas de ciudad y adineradas que van al lugar y que lo ven como una curiosidad mas que como una taberna de los viejos días, y disfruten de una excelentísima cerveza.

Ahora, que hay cuando no tenemos cerca estos buenos lugares y solo nos queda caminar hasta el mercado para buscar una cerveza? Pues bien, las opciones son pocas. De hecho la variedad es de mala a menos peor y medianamente buena:
La cerveza Quilmes es la más vendida. Eso es una realidad. Quizás por sus costosas publicidades o por costumbrismo del pueblo…Aunque antaño era una buena cerveza (por lo que podía ser una comercial) su nivel bajó cuando a fines de los 90 la compañía fue en parte vendida a una empresa extranjera y con el fin de abaratar costos bajaron la calidad. Aun así es muy superior a sus hermanas como la Bramha, la Palermo, la Imperial o la Scheneider, que languidecen al paladar y que solo puede ser tomadas bien frías para que no se note tanto su sabor artificial y su falta de estacionamiento. Lo que si tengo que decir a favor de Quilmes, es que se preocupan por poner variedad en el mercado (como la Boock, la Scout, la Red,…) con una relación media de calidad-precio.
Luego esta la Budweiser con su sabor americanizado, pero que es mas o menos que la anterior mencionada.
La Iguana es horriblemente diluida (al punto de ponerlas junto con la Palermo o la Bramha) y está sobre-evaluada por el público veraniego y las propagandas de temporada.
La Heineken es mejor (aunque no tanto) que las ya mencionadas. Su sabor es más similar a la de la verdadera cerveza europea, aunque, tiene el problema de todas: La falta de estacionamiento. Pero es una buena opción.
Por último, y es la que se llevaría la corona de las cervezas industrializadas, es la Stella Artois. Su sabor es fino y suntuoso. Espesa, fuerte pero a la vez delicada en su cuerpo. Obviamente, por tiempos de comercio, no la pueden estacionar tanto como se debería y aceleran el proceso con vaya a saber que químicos. Pero es la mejor opción del mercado…aun así, y no quiero ser pesimista, estas últimas tiradas no son tan similares como las de su lanzamiento, y eso lo pude probar yo mismo degustando dos botellas de distintos años. Solo espero que no bajen la calidad…

No desesperéis igual!!! De tanto en tanto, en alguna góndola de supermercados se puede encontrar un porrón de cerveza artesanal extranjera. Pero lo que es mejor, hay más tabernas que fabrican su propia cerveza, o se esfuerzan para darle al cliente una opción artesanal de buena calidad en lugar de ofrecerte una bebida por canje de publicidad.


La cerveza era la bebida de los caballeros y no debería dejar de serlo...
Hasta la próxima!!!

Dwayne Gamgee

miércoles, 15 de octubre de 2008

A solas, y a veces con alguien.


No tenía más abrigo sobre mis ropas que un rústico chaleco de tela gruesa. Sentía el fresco en mis pies, a través de mis sandalias. El sol asomaba pálido, aun debajo de un cielo vainilla y con las últimas estrellas brillando débilmente. Hacía horas que la luna había desaparecido por el horizonte…
“Solo al fin”, pensé, “la extrañaré, si, pero necesito estar un tiempo a solas con los pensamientos”.
Siempre bromeaba con mi amigo Darduin sobre las esposas de los sabios: El “istari” intentando develar en viejos escritos los mensajes que se dibujan en las nubes de los cielos, y un piso más abajo, su compañera, hablándole y diciéndole que debería sacar a los “trolls” de piedra que quedaron en el jardín. Con amor, pero también con un dejo de fastidio, el sabio vocifera, -“Calla mujer!! Dejadme solo en lo alto de esta torre, pues no ves que debo profetizar?”-
Esa historia siempre nos causó gracia, y añorábamos la época dorada de Isengard, antes que “El Blanco” se hiciera multicolor.
La casa estaba en silencio, mas solo se oían las agujas del reloj y el canto de las aves. Mi alto smial estaba en orden. Me sentía un montaraz (o el menor de los magos) con costumbres hobbits que descansa en Rivendel…o mejor aun, en Rhosgobel, los aposentos de Radagast el Pardo, que apenas figuran en los mapas de hoy día de la Tierra Media.
Me dediqué a la literatura por la mañana, y por la tarde a preparar el ágape que celebraría por la noche para dos amigos.
Al caer el sol, bajo mi techo, corrió la cerveza como en “El Dragón Verde” de Hobbiton. Pasada media noche, me acosté y dormí con el corazón regocijado.
Los siguientes días fueron similares en rutina, pero diferentes en intención. Silencio, literatura, comida y bebida bajo el cielo, y alguna visita esperada…(digo esto, pues me ponen de muy mal humor las visitas inesperadas. De esto hablaré otro día). Una noche con amigos; otra, “grooveando” con mi hermano; otra, disfrutando profundamente de un buen libro; otra, una larga charla con mi compañero de aventuras: El Enano. La última noche me la reserve nuevamente para estar solo.
Sentí que mi espíritu creció un poco más, que hable aun menos, y pensé sobre todo asunto. Dormía apaciblemente, y me despertaba renovado Me sentí mejor persona para esperar la vuelta de mi mujer. Hubieron muchos pensamientos hacia ella…
Hoy, nuevamente salió el sol por sobre los nublados días que habían hecho. Su reflejo entibiaba mi rostro mientras que mi cuerpo se calentaba con yerba cebada. La tranquilidad de una mañana de primavera era quebrada solo por el murmullo del viento entre las ramas de los árboles, y solo algunos pájaros cantaban en lo alto de los cielos… Ella, aun dormía dentro de mi hogar.

Dwayne G.